Cuando la multitud hoy muda, resuene como océano.

Louise Michel. 1871

¿Quién eres tú, muchacha sugestiva como el misterio y salvaje como el instinto?

Soy la anarquía


Émile Armand

miércoles, febrero 10

Control social, familia y democracia

…la percepción de la autonomía de lo ‘político’ en las sociedades occidentales es una de las dimensiones ideológicas clave de la modernidad occidental: no algo que debamos tomar como un hecho objetivo, sino un modo de representar las relaciones de poder que oscurece sus fundamentos sociales y su manera de funcionar en la práctica…
 John Gledhill

No se puede analizar la democracia sin ser absolutamente conscientes que esta profundamente atravesada por un sistema de valores que refuerza todo el entramado de dominación. Hay una legitimación de orden moral para cada relación de poder, ademas de una legitimación moral para el poder en si. Existe una forma de producir criaturas dispuestas a obedecer, creadas para ello, para no cuestionar y hacer lo que esta previsto para ellas. A estas criaturas no se las produce en fabricas ni en talleres, sino en el interior de las familias y luego en las escuelas, que culminaran el proceso de socialización basado en la sumisión y el adiestramiento de los buenos ciudadanos, cívicos y (auto)silenciados.

Si nos ponemos a analizar cualquier declaración de derechos (no porque les concedamos la mas mínima validez o legitimidad, sino para usarlas como lo que son: manifestaciones mas o menos explicitas de las ideas y las intenciones del Poder) , sea en la Constitución Española, en la Europea o en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, veremos que mas allá de las proclamas de derechos, digamos, pertenecientes a la esfera pública como podrían ser los políticos o el derecho a la propiedad privada (y es aquí donde se halla todo el empeño del Estado y de sus fuerzas de seguridad), hay derechos que se refieren exclusivamente a la esfera domestica. Es decir, que desde el Estado se construyen, se prescriben y se (de) limitan tanto las relaciones políticas, como las económicas, y las interpersonales. Uno de los derechos humanos se refiere al derecho al respeto de la vida privada, del matrimonio y de la vida familiar. En la Constitución Española, ademas de reconocer el derecho de todos los hombres y mujeres a casarse y fundar una familia, explicita en el artículo 16.3 que “la familia es el elemento natural y fundamental de la sociedad y tiene derecho a la protección de la sociedad y del Estado”.

Este punto es clave: los cambios en la definición de lo publico y lo privado, vinculados directamente con los cambios en las relaciones de genero, pueden ser impulsados por consideraciones de necesidades de Estado. La legalización del matrimonio homosexual, por ejemplo, no tiene mas intención que, por un lado, contener una realidad que podría constituirse mas allá de lo normativo y, por otro, evitar la formación de realidades en las que la Democracia no tiene influencia ninguna y, por ende, puede hallarse de alguna manera en jaque. La cuestión es controlar, manteniendo en su seno cualquier tipo de “diferencia” y reforzando la imagen inclusiva y tolerante. En la mayoría de los casos el Estado no gana nada de inmediato con la sujeción de las relaciones interpersonales, de las mujeres y sus hijos, o de las familias. Estas acciones solo cobran sentido como parte de un análisis de la construcción y consolidación del poder: la familia bien ordenada como fundamento del Estado bien ordenado. Y por mucho que las fronteras entre lo doméstico y lo público varíen o se muevan, por mucho que lo legal, lo socialmente aceptado como familia varíe, el concepto permanece. Lo importante es que ese elemento natural y fundamental de la sociedad siga siendo tan natural y tan fundamental, tan incuestionable y tan productivo de seres productivos para el Estado y el Capital. Porque para poder reivindicar el poder político, la referencia debe parecer segura y estable, fuera de la construcción humana y parte del orden natural. En esa vía, la oposición binaria publico/doméstico, la familia y el proceso social de relaciones de genero forman parte del significado propio del poder. Cuestionar o alterar cualquiera de sus aspectos puede resultar una amenaza a la totalidad del sistema.

En todo caso, y por si la familia fallara (siempre hay gente rara, y familias raras que no acaban de cumplir con la función que se les ha asignado…) junto con la creación del Estado Moderno mediante la Revolución Francesa, aparece la idea de una educación a manos del Estado. Hasta entonces, la educación se restringía a las élites y se hallaba en manos de la Iglesia. Con la nacionalización de bienes eclesiásticos en noviembre de 1789, la educación paso a manos del Estado, y se convirtió en una herramienta clave de control social (de la misma manera que cuando se hallaba en manos de la Iglesia, pero en otras direcciones). El principal objetivo de la escolaridad obligatoria fue formar nuevos hombres, ciudadanos republicanos formados en los valores del nuevo orden social. Seguía existiendo una formación para la élite, que formaba los cuadros para ese nuevo sistema de organización social. Pero todos los niños se vieron imbuidos de esos nuevos valores, fueron socializados en las nuevas ideas políticas, e incluso esa escolaridad pretendió integrar a las diferentes regiones en una sola identidad nacional. La formació del Estado liberal fue estrechamente ligada a la creación de sistemas educativos nacionales, pues estos legitimaron y ayudaron al despliegue del mismo. La función de la escuela hoy día sigue siendo la misma. Sigue existiendo una formación para la élite, que provee probablemente de una educación técnica superior (mayor profundización y especialización) y una formación para la plebe, en forma de escuelas públicas. 

Sea cual sea el caso, la escuela sigue siendo el embudo por donde todo niño tiene que pasar, porque tampoco hay que olvidar que la escuela existe también para proveer a padres y madres de un lugar donde depositar a los hijos mientras trabajan, una especie de aparcamiento para no tener que dejar de producir el sistema y poder llegar a fin de mes. Las opciones de educación sin escolarización son gravemente limitadas por las necesidades económicas por un lado, y por el Estado, que ejerce una fuerte presión en forma de presión legal y social y, sobretodo, en forma de asistentes sociales. Pero también es importante mencionar que existen opciones y que hay redes de apoyo entre quienes, por las razones que sean, no quieren que los niños tengan que sufrir dicha escolarización.

En la escuela, los niños aprenderán cosas tan útiles para el día de mañana como callar mientras se ven obligados a escuchar en silencio y sin chistar, obedecer al profesor y al grupo, limitar sus impulsos y necesidades. Si alguien encuentra medio lógico que un crío de 6 anos se pase mas de 5 horas diarias sentado en una silla en vez de corriendo, jugando y explorando sus limites, que se lo haga mirar, porque o bien no se acuerda de si mismo cuando iba a la escuela, o es un claro ejemplo de sobresocialización. Que aprender a leer o escribir puede ser algo útil, y que hacerlo puede ser placentero, es posible pero hay mil formas de aprenderlo; y ese argumento no esta reñido con el hecho que en la escuela a lo que se aprende es a obedecer y a acatar los valores democráticos, esto es: obediencia; resignación; relaciones interpersonales basadas en la competencia, el liderazgo y la sumisión; negación de las propias potencialidades e impulsos en pro de aquello socialmente aceptado y exigido.

Para los niños que no se adaptan a la escuela existe el Ritalin, un medicamento derivado de las anfetaminas, que se da en casos de hiperactividad (es decir, cuando el/la crío/a molesta en clase porque no puede o no quiere estar quieto/a). Igual que a los adultos se nos droga con Prozac cuando nos deprimimos o tenemos ansiedad, y también molestamos a nuestro entorno porque no estamos felices y contentos…

Fragmento del libro “Contra la democracia” (pág. 40-44)

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