Cuando la multitud hoy muda, resuene como océano.

Louise Michel. 1871

¿Quién eres tú, muchacha sugestiva como el misterio y salvaje como el instinto?

Soy la anarquía


Émile Armand

martes, julio 21

Entrevista a Osvaldo Bayer


“En esta elección triunfaron los grandes medios”

Por Juan Manuel Fonrouge/ Fotos: Justine Burgos / Producción: Lautaro González

Puede resultar paradójico entrevistar en este momento al historiador, periodista y autor de “La Patagonia rebelde”, “Severino Di Giovanni” y “Los anarquistas expropiadores”. Pero, ¿qué mejor que entrevistar a un anarquista para hablar de estas elecciones? Porque Osvaldo Bayer sigue partiendo de la misma certeza de siempre: que la humanidad sólo tiene futuro en un mundo socialista y libertario.

Arrancamos charlando de lo difícil que era conseguir sus libros en los ’90 y de lo bueno que ahora estén siendo editados por Página 12. Recordamos que en esa época, cada hallazgo en una librería de usados era indefectiblemente socializado para la formación de los recién iniciados en la militancia; de la edición Uruguaya de “Los anarquistas expropiadores”, una sorpresa para los que en la época pre Internet pensábamos que nunca leeríamos el libro prohibido, aunque haya sido sin consentimiento de Bayer, pero ¿quién podría pensar en que ese libro tiene copyright? Volviendo al presente, las elecciones recorrieron toda la charla. Osvaldo sigue fiel a sus ideas socialistas libertarias, y no vota, aunque reconoció que su “amigo” Martín Sabbatella era su candidato preferido. Recordamos el periódico “En la calle”, las charlas en las facultades y en la sede de Estudiantes de La Plata. Y nos quedamos con la certeza de que ésto no ha cambiado demasiado como para tener que bajar las banderas de aquellos años de resistencia.


- Tanto la idea de Estado como de Democracia parlamentaria han sido contrarias al anarquismo. ¿Cómo ve en la actualidad estos conceptos?

El anarquismo es la forma más pura e ideal de conseguir una administración más justa para todos, cuidando para las próximas generaciones la naturaleza. Es, digamos, lo más racional y lo más libre, donde cada uno se puede sentir protagonista. En un mundo muy complicado, creemos que está cada vez más lejano, pero de todas formas hay que sostener siempre esos ideales con el sueño de que alguna vez se va a conseguir. Porque todo lo demás ha fracasado, el capitalismo no soluciona ningún problema y menos el equilibrio de la naturaleza. Los países más ricos del capitalismo están en una enorme crisis. Vivo parte del año en Alemania y veo que siempre tiene 4 millones de desocupados. EEUU, también vemos los problemas que tiene con los cierres de fábrica, etc. El marxismo llevado a cabo por Lenin y la dictadura del proletariado, también hemos visto cómo ha fracasado. Si bien ese socialismo sacó del atraso a países como China y Rusia, pero demostró que el personalismo y la dictadura no llevan a nada. En pocos años se derrumbó un trabajo enorme que costó tantas vidas. Desde el punto de vista racional, tenemos que apuntar a un socialismo en libertad. No exigirlo de entrada, pero ir tal vez marchando hacia él. Participando en la vida política, no asilándonos. Tenemos que participar en las asambleas, y meternos en organizaciones sindicales y barriales donde hagamos llegar nuestra voz y nuestro pensamiento. Sigo creyendo que ahí está el futuro. Si es que nos da tiempo este capitalismo que está destruyendo el planeta.

- Para avanzar en un proyecto socialista, como lo plantea usted, ¿cree que es posible a través de la democracia, como se viene intentando en América Latina, o es inevitable pensarlo desde el punto de vista de la violencia?

Entre una dictadura y lo que tenemos ahora, es mejor esto que la dictadura. Por lo menos hay un cierto respeto hacia los derechos humanos. No del todo, porque las estadísticas lo dicen claramente: el 3,5 por ciento de nuestros niños está bajo el nivel de desnutrición. Es decir, que los argentinos en estas tierras tan ricas no somos ni siquiera capaces de alimentar a nuestros niños. Desgraciadamente se ha dado un paso atrás en Argentina. Estábamos pensando en discutir una nueva ley de los medios de radiodifusión, para realmente hacerla de derecho público, como tienen que ser los medios en una verdadera democracia, y ahora no se si va a ser tratada. Derecho público donde estén representados todos los organismos de base en cada uno de los medios de difusión. Ojala se trate la ley, pero ya tiene mayoría la oposición, en la última elección triunfaron los grandes medios. El primer paso que íbamos a solicitar era que una empresa no pudiera tener más de un organismo de difusión. No como es ahora, donde los dos diarios principales tienen todo: además de los diarios principales tienen los canales de televisión más grandes, las radios más grandes y están comprando los diarios, canales y radios del interior. Eso no es democrático. Hay que seguir trabajando en la sociedad, llevando protagonismo a la gente y más derechos a cada uno de los individuos.

- Estas elecciones fueron bastantes apolíticas. Los medios de comunicación más que nunca expresaron la política desde el marketing, a través del cual posicionaron rápidamente candidatos. ¿Cómo analiza el rol de los medios y cómo ve el mapa político después de esta elección?

No se votaron programas políticos, sino que se votaron slogans y caras. El hombre que sabe sonreír mejor o la mujer que va mejor adornada es la elegida. ¿Qué principios dijo De Narváez, qué principios dijo Macri? Fue una cosa publicitaria, sin seriedad. Se sabe que lo que fue electo fue la derecha, porque han apoyado al campo y señalaron que hay que defender la libertad de prensa, que es en realidad la libertad de empresas. El gobierno completamente indefinido, lo único que hay que aplaudirle es su política con respecto a los crímenes de los derechos humanos cometidos por la dictadura. Por primera vez van a la cárcel esos tremendos criminales de la desaparición de personas. Después, en lo económico, lo político y lo social está todo indefinido…

- ¿Cómo ve la gestión de la Presidenta Cristina Fernández?

Es algo indefinido. Yo le debo reconocer que cuando le pedí una entrevista, a las 24 horas la tuve. Cuando llegué, salió del salón donde estaba, me saludó, me atendió muy bien, me hizo sentar y todo, cosa que ni Alfonsín ni ningún otro hizo. Le pedí que imitemos a los gobiernos de Canadá y Australia, que habían pedido disculpas a los pueblos originarios por las matanzas que habían hecho los europeos al llegar. ¿Qué esperamos los argentinos para pedir disculpas por la campaña de (Julio) Roca y de otros tantos genocidas que hubo? Me dijo que lo iban a estudiar pero han pasado ya 6 meses. En muchas cosas donde puede ser que encuentren problemas no se juegan… que tienen gestos, es evidentemente claro. Pero la base no se cambia. Con el tema de las retenciones al campo habría que haber hecho tres o cuatro meses propaganda para hacer conocer bien al pueblo lo que se buscaba con eso, que es absolutamente justo. No lo explicó bien y al final se perdió por el voto traidor del Vicepresidente. Es increíble que el futuro de un país dependa del voto no positivo, como dijo él, de una persona. ¿Eso es democracia? Creo que este gobierno le tiene un poco de miedo al debate público de las cosas. A que el pueblo se haga realmente protagonista. Ojalá que después de esta elección, el gobierno encuentre una nueva línea.

- ¿Qué medidas hay que llevar adelante en lo inmediato?

Tenemos que hacer de los medios de comunicación un derecho público y empezar a administrar justicieramente a los medios que tiene el país. Hay que devolverles las tierras a los pueblos originarios, que no son muchas. Esos pueblos que no tienen sentido de la propiedad, sino de comunidad. Tenemos que aprender de ellos. Hay que terminar con los poderosos pulpos económicos y propender a las cooperativas de obreros, que han demostrado que venden más barato que cuando eran propiedad de una familia o consorcio. Hay que tener una política en relación a esto. Tenemos que tratar de administrar lo poco o lo mucho que nos da la naturaleza, pensando en las próximas generaciones. Y esto se hace mediante la participación, que es lo que querían los anarquistas. Las dictaduras no van, los personalismos siempre terminan en derrotas.


- ¿Cree que la clase obrera como sector organizado, tanto en la CGT como en la CTA, debe ahora tener mayor protagonismo para defender los avances logrados en estos años?

Para eso hay que terminar con los caudillos y la corrupción. Debemos democratizar los sindicatos. El pueblo en su sabiduría los ha calificado tal cual se lo merecen: “los gordos”, y no es por el peso que tienen, sino porque evidentemente les va muy bien. Averiguar si es cierto que este señor, Secretario General de la CGT, tiene un campo que cuesta 1 millón de dólares. Hacer las investigaciones si es cierto, y que haga una declaración pública. Hay que terminar con estas asociaciones delictivas que permanentemente tienen nuestros sindicatos.

- No se ha vuelto a dar en la historia un movimiento obrero tan formado y consciente de su rol de clase como fue el movimiento anarquista a principios de siglo. ¿A qué se debe esto?

Es que se manejaban con principios éticos. Realmente es épico ver cómo se fundaron esas primeras asociaciones…sociedades de oficios varios, que pertenecían a distintos gremios. Pese a las persecuciones, empezaron a luchar por el jornal de las cosechas. En pocos lados se ve un movimiento tan puro, con tantos dirigentes sacrificados. Que no eran dirigentes, porque había solamente un secretario de actas que copiaba las resoluciones de la asamblea, que era el actor principal. Pese a todo, se fueron imponiendo. Por ejemplo, lo vemos en la lucha de las 8 horas de trabajo, que costó mucho pero al final se logró. Lo vimos en los obreros metalúrgicos de la Semana Trágica de 1919, que todavía trabajaban 10 horas por día, cuando los panaderos, el sindicato más anarquista de todos, habían conseguido las 8 horas de trabajo en 1895. Ese movimiento tal vez nunca vuelva por esa maravillosa ingenuidad de la lucha y de sentirse todos iguales. Va a ser muy difícil con los medios siempre en posesión de los que tienen el poder.

- ¿Qué paralelismo encuentra en el conflicto con las patronales rurales y lo que usted documentó en La Patagonia Rebelde?

Es exactamente lo mismo. Han cambiado las formas, pero es lo mismo. Se ejerce el poder… y las fuerzas que representan al pueblo no se juegan en lo que tendría que ser una verdadera democracia. Con este juego que se hizo en el Senado de la Nación quedó todo en la nada y los que han triunfado son la gente del poder, del campo. Antes, la Federación Agraria luchó contra los latifundistas y ahora luchó a favor de ellos.

- El anarquismo y el peronismo, cada uno a su manera, han sido los dos movimientos de masas más influyentes en la historia del movimiento obrero del país. ¿Cómo ve en el tiempo el rol que cumplió el peronismo?

Lo vemos en los resultados. Cambió todo para no modificar nada. Sí, se hicieron leyes, se aumentaron los salarios, se hicieron modificaciones de tipo social, como lugares para pasar el verano, pero la reforma agraria no se tocó, el campo no se tocó para nada, cuando era lo fundamental: la tierra para quien la trabaja. No se socializó nada, tampoco se ayudó a las cooperativas en la parte de las fábricas, sino que se siguió con el mismo concepto del capitalismo. Perón era un conservador inteligente, había que darles a los obreros para que no se hicieran socialistas. Y se les dio leyes obreras que antes del peronismo no existían. Pero hasta ahí nomás… cuando cierta parte del peronismo marchó hacia el socialismo, bueno, así les fue, ¿no? Terminó en las tumbas.

- ¿En qué proyectos está trabajando?

Estoy escribiendo mis recuerdos. Esos 82 años vividos en este difícil país. Hablando de mis experiencias y haciendo un examen de las cosas positivas y negativas de la política que he vivido, para ver si aprendemos algo. Ojalá. Después de ver los resultados donde ganó De Narváez y otras figuritas que no se sabe de dónde salieron, parece que no hemos aprendido nada. Pero no hay que volverse pesimistas, sino se derrumba todo.

Lo más difícil de estar en la casa de Osvaldo Bayer es saber que uno tendrá que irse, pudiendo pasar todo el invierno entre sus recuerdos, viejos libros y esa luz tenue que tranquiliza. Osvaldo a sus 82 años sigue militando. Al finalizar nuestra entrevista lo esperaban dos representantes de la lucha por los derechos de los pueblos originarios, quienes nos aconsejaron que si volvíamos no nos olvidáramos de llevar un vino. ¿Qué hubiese dicho el gallego Soto, Osvaldo?


Publicado en Revista 2010, #29, julio 09.



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